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Las autoridades prevén la retirada de más de 8.000 pisos turísticos en la provincia de Málaga, reduciendo el parque de alojamientos de corta estancia. La medida pretende aliviar la presión sobre la vivienda residencial y podría reorientar parte de esas viviendas hacia alquileres de larga duración, con efectos en la oferta local, el precio del alquiler y las decisiones de propietarios e inversores en el mercado inmobiliario malagueño.

Pedro Sánchez promete retirar 53.000 pisos turísticos y convertirlos en alquileres permanentes para jóvenes durante una visita a Málaga. El compromiso busca aumentar la oferta de arrendamiento asequible para este colectivo, trasladando viviendas del uso turístico al residencial y con potencial impacto sobre la disponibilidad y los precios del alquiler.