La Mami Hacker

El rechazo de muchos niños a la fruta obedece con frecuencia a la textura más que al sabor. La consistencia del alimento y la sensación en boca condicionan la aceptación o el rechazo, por encima de si resulta dulce o ácido, lo que orienta la atención hacia la forma de presentación y el momento de ofrecerla durante la infancia.

Quince indicios ayudan a reconocer que la crianza va por buen camino. La observación de señales de bienestar en los hijos, la coherencia en los límites y la solidez del vínculo afectivo orientan esa evaluación y refuerzan la confianza de madres y padres en su manera de acompañar el desarrollo familiar.