La Mami Hacker

Niños que nunca intervienen en clase mantienen un silencio persistente por motivos que van del desinterés al miedo y la timidez. La ausencia de participación oral se refleja en no levantar la mano, evitar preguntas y rehuir respuestas frente al grupo. El miedo a equivocarse, la exposición pública y el retraimiento temperamental pueden superponerse con una baja motivación por la dinámica del aula, generando un patrón estable. Distinguir cuándo predomina la inseguridad o la apatía permite ajustar ritmos, formatos y expectativas de participación. Alternativas como tiempos de preparación, respuestas por escrito o turnos voluntarios reducen la presión y facilitan que el alumnado gane confianza de forma gradual.