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Butthole Surfers se reúne por sorpresa para su primera actuación en ocho años, reactivando al grupo tras un largo periodo sin conciertos; el regreso implica un retorno puntual a los escenarios que destaca por la ausencia prolongada y por el carácter inesperado de la presentación, que recupera a la banda ante su base de seguidores. La aparición rompe el silencio escénico de casi una década y abre la puerta a la posibilidad de futuros movimientos del conjunto, sin que se detallen planes de gira, nuevas fechas o lanzamientos añadidos, y queda como un hito que recobra la atención de su público tras una ausencia extensa, con el énfasis puesto en la naturaleza sorpresiva de esta primera actuación de reencuentro.